Continuamente se introducen en el mercado nuevas fórmulas y tratamientos faciales (antienvejecimiento o de otro tipo) que no siempre cuentan con la suficiente solidez científica para garantizar los resultados que prometen. Estas técnicas “sin cirugía” pueden suponer, en el mejor de los casos, una pérdida de tiempo y un gasto innecesario para quienes deciden someterse a ellas. Suelen prometer resultados espectaculares y con pocos riesgos; son procedimientos aparentemente tan perfectos que parecen mentira. Y efectivamente, son mentira.
Sí existen técnicas que se pueden aplicar sin pasar por quirófano y que permiten mejorar los primeros signos de envejecimiento y en ocasiones retrasar la necesidad de una cirugía. Con frecuencia se emplean de forma complementaria, ayudando a que los resultados de cualquier procedimiento quirúrgico se perfeccionen o prolonguen en el tiempo. En pacientes reacios a pasar por quirófano, estos tratamientos pueden tener su indicación, pero también tienen limitaciones y deben de ser explicadas. Se debe evitar acudir a profesionales no cualificados que se amparan en el miedo de algunos pacientes a pasar por quirófano para emplear procedimientos no quirúrgicos no efectivos o indicados más allá de lo correcto desde el punto de vista médico y ético.
Algunos de los tratamientos faciales que sólo permiten mejorar el aspecto de forma efectiva y duradera con cirugía son los siguientes:
-Descolgamiento facial, arrugas profundas y pliegues cutáneos / Descolgamiento: Cuando existen síntomas claros de envejecimiento como el descolgamiento facial y de cuello, un lifting facial es el único procedimiento que permite elevar los tejidos y rejuvenecer el aspecto general de la cara en una sola intervención, con resultados duraderos y con un aspecto completamente natural. Para lograrlo, esta técnica no implica únicamente tensar la piel, sino readaptar los tejidos subyacentes, llevándolos a una posición similar a la se encontraban anteriormente. No existe una única técnica de lifting que sea adecuada para todos los pacientes. Dependiendo de las zonas a tratar, de las características de los tejidos o la estructura facial, el procedimiento pueda variar de forma significativa. Será el cirujano quien valore la técnica a emplear, la longitud de las incisiones y la necesidad de otros procedimientos de rejuvenecimiento asociados.
-Bolsas en los ojos: Sólo con una blefaroplastia se puede corregir el exceso de grasa y piel de los párpados superior e inferior. Es una cirugía breve, bien tolerada por los pacientes y de resultados duraderos. Permite aumentar la expresividad de la mirada. Aunque la presencia de bolsas en los párpados inferiores es uno de los signos de envejecimiento más frecuentes a partir de los 40 años, hay pacientes relativamente jóvenes que por factores genéticos u otras circunstancias acusan este problema, lo que les aporta una mirada envejecida y cansada que no se corresponde con el resto de facciones de su cara.
-Rinoplastia/Caballete nasal: La cirugía de nariz o rinoplastia es la única intervención que permite solucionar deformidades nasales, con el objetivo de adaptar la nariz a la estructura facial del paciente. Por ello, la rinoplastia es una de las intervenciones de Cirugía Estética que requiere mayor personalización, siendo imposible realizar dos rinoplastias idénticas. Junto al mentón, la nariz es uno de los focos de atención de la cara. Corregir alteraciones estructurales como la presencia de un dorso nasal alto, conocido como caballete, reducir su tamaño o anchura son algunas de las razones por las que se acude a un cirujano.
-Barbilla poco definida: Tanto en el hombre como la mujer, el mentón es uno de los elementos que adquiere mayor importancia a la hora de definir un perfil armónico. De su tamaño o forma dependerá un conjunto más o menos proporcionado con el resto de rasgos faciales. Un relieve óseo de la mandíbula insuficiente se traduce en una mandíbula retraída, lo que produce un desequilibrio facial, afectando, entre otros, a la forma de la boca, que puede dar la apariencia de tristeza y aspecto de cuello corto. La mentoplastia o cirugía del mentón es lo único que permite aumentar la proyección de la barbilla, a través de la colocación de un implante de silicona por vía endobucal.
-Bolas de Bichat: Existen cúmulos de tejido graso sin función orgánica conocida que se localizan a nivel de la mejilla. Dependiendo de su tamaño, estos cúmulos de grasa, llamados ‘Bolas de Bichat’, aportan a la cara una apariencia más redondeada, sin ángulos definidos. Aunque son más evidentes en pacientes jóvenes con mejillas redondeadas, también se aprecian en pacientes con envejecimiento facial en los que existe un descenso del tejido de la zona. Para aumentar la angulosidad de la cara y afinar el rostro, puede estar indicado extraer las bolas de Bichat mediante una técnica llamada bichectomía. Es una cirugía de corta duración, se realiza empleando anestesia local a través de una incisión de pequeña longitud localizada en la cara interna de la mejilla. Una vez eliminadas las Bolas de Bichat, no existe la posibilidad de que se reproduzcan, por lo que el resultado de esta intervención es definitivo.
-Otoplastia: Las orejas en asa o “de soplillo” es una malformación muy frecuente en la que existe una anomalía en la posición del pabellón auricular con respecto al resto de la cabeza, adoptando un aspecto prominente dentro la fisionomía facial. La otoplastia es la única técnica que permite corregir la excesiva proyección de las orejas hacia los lados, tanto en niños como en adultos.