No todos los médicos son iguales. Esto es un aspecto esencial a la hora de buscar un cirujano plástico, ya que de nuestra elección dependerá el éxito del tratamiento.
Tan importante como el procedimiento que se desea y el resultado que se busca, es garantizar la seguridad durante todo el proceso de una intervención de Cirugía Estética.
Estos 8 indicadores pueden ayudar a que el paciente reconozca si está en buenas manos.
1.- Titulación. El cirujano debe ser un médico especializado en Cirugía Plástica, Reparadora y Estética y tiene que tener su título homologado por el Ministerio de Sanidad. Una forma rápida de reconocer a un cirujano acreditado consiste en comprobar si es miembro de la SECPRE (Sociedad Española de Cirugía Plástica, Estética y Reconstructiva) o de la AECEP (Asociación Española de Cirugía Estética Plástica). Ambas tienen un localizador de especialistas agrupados por comunidades autónomas. Existen sociedades, como la ASPS (American Society of Plastic Surgery) en las que se deben de acreditar tanto la titulación como la suficiencia investigadora.
2.-Reputación. Preguntar a las personas de confianza: médico de cabecera, familiares y amigos, que puedan recomendarle un cirujano que conozcan o del que hayan escuchado. Consultar con conocidos que se hayan sometido a una intervención de cirugía estética para conocer su experiencia también puede ser de ayuda. Consultar foros y grupos de opinión online también puede ser un recurso para conocer la valoración de una clínica o de un profesional pero a menudo no se comprueba su veracidad, por lo que con frecuencia esta referencia no es válida.
3.-Confianza. La página web, perfiles en redes sociales o la pertenencia a sociedades médicas, colegios profesionales o asociaciones, puede aportar información valiosa sobre los conocimientos, experiencia y trayectoria de un profesional de la cirugía estética. Un buen cirujano plástico no tiene nada que ocultar. Todo lo contrario. Una web que muestra de forma detallada el perfil profesional o curriculum vitae es un claro signo de confianza en sus aptitudes.
4.-Comunicación. Un buen cirujano ofrecerá desde la primera visita un correcto asesoramiento, donde el criterio médico se anteponga a intereses comerciales. Le atenderá de forma personalizada sobre su caso concreto, explicando en detalle los pros y contras de la intervención, aclarando las posibles dudas desde una perspectiva de resultados real, para no crear falsas expectativas. Una comunicación fluida entre el cirujano y su paciente es fundamental para transmitir de forma comprensible, realista y sincera qué resultados puede esperar.
5.- Experiencia. Saber que el procedimiento en el que se está interesado está entre los procedimientos principales que realiza la clínica, es una garantía. Una intervención hecha por manos inexpertas puede acarrear graves consecuencias, si ocurren imprevistos o complicaciones.
6.- Instalaciones adecuadas. Cualquier intervención de cirugía estética debe realizarse en un centro autorizado, con quirófanos perfectamente equipados y plantas de postoperatorio adecuadas. Una cirugía estética siempre supone un riesgo, aunque sea mínimo y la historia clínica de cada paciente puede presentar alguna complejidad. Es fundamental que el centro hospitalario donde opere el cirujano cuente con rigurosos protocolos de actuación para la seguridad del paciente.
7.- Personal cualificado. Un buen cirujano plástico se rodea de un equipo de profesionales altamente cualificados, con amplia experiencia y formación en las últimas y más avanzadas técnicas de cirugía. En ocasiones, y si lo estima oportuno, puede contar con la colaboración de profesionales médicos de otras especialidades.
8.- Seguimiento. Comprender el proceso de recuperación y qué esperar especialmente en las primeras 24-48 horas es crucial para mantener la seguridad. Cada recuperación quirúrgica es única, y su cirujano debe explicar en detalle su evolución y cómo ponerse en contacto con él si fuera necesario, una vez dada el alta.
Someterse a una intervención de cirugía estética es una decisión seria, y no debe tomarse a la ligera. El alto grado de intrusismo profesional hace que, como paciente responsable, se informe tanto sobre la técnica como de los cirujanos que la realizan. Siguiendo los pasos anteriores son muchas las probabilidades de que se ponga en las manos adecuadas.