El Bótox

El bótox. Cirugía Estética en Asturias.

Descubrimiento e identificación de sus propiedades

La toxina botulínica, al igual que numerosos fármacos de uso habitual, es una molécula presente en la naturaleza producida por la bacteria Clostridiumbotulinum. Su descubridor fue el profesor Emile Van Ermengen, quien identificó que este microorganismo provocaba el botulismo, una enfermedad rara asociada a la ingestión de conservas vegetales mal procesadas y que se manifestaba con parálisis muscular, provocando dificultad para deglutir o respirar.

La capacidad de esta molécula para relajar los músculos provoca que a lo largo de los años 70 y 80 diversos científicos investiguen el uso de la toxina en distintas enfermedades. Una de ellas fue el blefarospasmo, caracterizado por un cierre involuntario de los párpados debido al exceso de contracción de los músculos a este nivel. En 1987 la doctora Jean Carruthers, al tratar el blefarospasmo con toxina botulínica observó, como efecto asociado, una disminución de las líneas de expresión a nivel del entrecejo y las patas de gallo, con un marcado efecto de rejuvenecimiento facial. La doctora Carruthers junto a su marido, el cirujano Alastair Carruthers, realizaron una exhaustiva investigación durante tres años que culminó en la presentación del uso de la toxina botulínica para uso cosmético ante la Academia Americana de Dermatología. Pronto se hace muy popular su uso en Medicina Estética, alcanzando cifras récord de aplicación en Estados Unidos.

Tratamientos con bótox en medicina estética

En los años 90 el uso del bótox llega a Europa y hoy en día se ha convertido en uno de los tratamientos más demandados, tanto por su alta efectividad y seguridad como por su sencilla aplicación. Así, su empleo se ha extendido a enfermedades como la hiperhidrosis axilar y palmar (exceso de sudoración), el bruxismo (contracción de los maseteros), el estrabismo o la migraña.

Ha supuesto uno de los avances más importantes del pasado siglo en medicina estética. El tratamiento de las arrugas de la frente con bótox evita la necesidad de cirugías más complejas, siendo éste uno de los pocos casos en los que un tratamiento de uso médico ha desplazado a un procedimiento quirúrgico en el campo del rejuvenecimiento facial.

El tratamiento es rápido e indoloro y sus resultados son visibles a los tres días de su aplicación. La duración de sus efectos va desde los cuatro meses y medio hasta los seis, dependiendo de lo que tarde el organismo del paciente en reabsorber el producto.

Existen tres compañías farmacéuticas actualmente autorizadas para comercializar la toxina botulínica con fines estéticos: Allergan (Vistabel), MerzPharma (Bocouture) y Laboratorios Galderma (Azzalure).

Deshaciendo mitos sobre el bótox

El uso del bótox ha hecho que a lo largo de los años surgiesen algunos mitos que nada tienen que ver con la realidad y que hemos recopilado en el post que podéis encontrar también en este blog: “Bótox: verdades y mentiras”. Uno de estos mitos es el hecho de asegurar que su uso genera una adicción en los usuarios cuando la realidad es que la toxina botulínica no contiene, en su composición, ningún elemento que genere adicción. Un paciente puede dejar de usarlo cuando lo desee sin que suponga un empeoramiento del estado previo, aunque lo habitual es que los pacientes no quieran prescindir de su uso tras ver su rostro rejuvenecido durante unos meses.

Aunque algunos medios de comunicación tienden a achacar a la toxina botulínica malos resultados estéticos que nada tienen que ver con su uso, la realidad es que su demanda se ha incrementado en casi el 100% en los últimos 10 años. Y sigue aumentado.

Por último, recordar que la toxina botulínica es un medicamento, y como tal, debe de ser aplicada por un médico especialista. Según la ficha técnica de la AEMPS (Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios) deben de evitarse las reinyecciones antes de los cuatro meses, y el producto contenido en un vial debe de ser empleado un único paciente.
Bien indicado, los beneficios de este producto son indudables y suponen una forma segura y efectiva de lograr un rejuvenecimiento natural del rostro.



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